EUROPA
PRESS
10 marzo
2017
Las personas que sienten que han sido discriminadas debido a su
peso son mucho menos propensas a ser físicamente activas que quienes no
perciben que han sufrido tal estigmatización, según revela una nueva
investigación dirigida por 'University College London' (UCL), en Reino
Unido, y publicada en la revista 'BMJ Open'.
Los
científicos examinaron datos de más de 5.400 hombres y mujeres mayores de 50
años que participaron en el Estudio Longitudinal Inglés del Envejecimiento. Las
personas que se sentían discriminadas debido a su tamaño tenían probabilidades
casi un 60 por ciento más elevadas de estar inactivas y un 30 por ciento menos
posibilidades de realizar ejercicio moderado o vigoroso una vez por semana que
sus compañeros.
Podría
haber varias razones para los hallazgos, como que las personas obesas o con
sobrepeso que se sienten estigmatizadas pueden ser más reticentes a hacer
ejercicio frente a otros por temor a que atraigan su atención de manera
indeseable, provocándoles vergüenza o siendo objeto de burlas, según la
principal autora de la investigación, Sarah Jackson, de Epidemiología y Salud
Pública de UCL.
"Las
personas que han experimentado la discriminación relacionada con el peso pueden
carecer de la confianza para ejercer en público. También pueden comenzar a
creer los estereotipos negativos contra sí mismos como perezosos y sin
esfuerzo, dejándolos preguntándose por qué deben molestarse tratando de ser
activos", añade Jackson.
El IMC no afecta a los niveles de ejercicio
En el
estudio, el 4,9 por ciento de los participantes informó de haber sufrido
discriminación de peso, pero esto varió considerablemente en función de cómo de
obesa era una persona. El 13 por ciento de las personas con obesidad dijeron
que habían sufrido discriminación en comparación con el 0,9 por ciento de los
participantes con sobrepeso.
La
investigación encontró que el índice de masa corporal (IMC) de una persona en
sí mismo no afectó a sus niveles de ejercicio, lo que indica que las personas
que experimentan discriminación probablemente sean menos activas físicamente,
independientemente de su peso. Entre las limitaciones del estudio están que los
datos de actividad física y la discriminación de peso fueron auto-informados.
"Dadas
las ventajas sustanciales de ser físicamente activos para la salud física y
mental, las intervenciones que intenten reducir el sesgo de peso a nivel de
población - - por ejemplo a través de escuelas, comunidades locales o campañas
nacionales-- pueden tener mayor impacto en la salud que aquellas que animan a
las personas a perder peso", propone Jackson.